En Estados Unidos, el fútbol ha llegado para quedarse. La designación oficial de la Copa del Mundo conjunta para Norteamérica en 2026 es el espaldarazo definitivo al soccer, que ha crecido exponencialmente desde 1994.
Estados Unidos, México y Canadá serán sede de forma conjunta del Mundial de fútbol de 2026. En un momento de supuesta tensión entre estos países por la renegociación del Tratado de Libre Comercio, la designación solamente viene a confirmar la buena relación que hay en Norteamérica.
La convivencia entre Estados Unidos y México solo puede ir a más, el poder de los latinos en Estados Unidos solo puede ir a más, y el fútbol en Norteamérica solo puede ir a más. Al menos, eso es lo que dice la apuesta de la FIFA.
En lo deportivo, el torneo volverá a Estados Unidos (donde se jugarán la mayoría de los partidos) 32 años después de la Copa del Mundo de 1994, año dónde Estados Unidos debutó como anfitrión en los Mundiales y organizó un muy buen torneo dónde Brasil, de la mano de Romario y Bebeto, alzó su entonces cuarta copa. Hoy, son pentacampeones.
Ni siquiera había una liga profesional en 94’. Pero aquella competición no fue una anécdota en la historia del fútbol. Estaba diseñada para encender la chispa del fútbol en el mercado más grande del mundo. Y eso, lo consiguió. La liga profesional Major League Soccer (MLS) debutó dos años después en el 96’.
Estados Unidos tuvo algo que celebrar por primera vez cuando su selección femenina ganó el Mundial de 1999, y no se empezó a enterar de que tenía una liga de fútbol hasta 2002, cuando de pronto el equipo nacional masculino se clasificó para Cuartos de Final de la Copa del Mundo derrotando ni más ni menos que a México en los Octavos de Final.
De la mano de Landon Donovan, el futbolista más grande en su historia, los Estados Unidos caerían de manera apretada ante la poderosa Alemania en los Cuartos de Final.
Según datos de 2016, Estados Unidos es hoy el segundo país donde más se juega al fútbol del mundo, solamente por detrás de China. Y tiene más de cuatro millones de jugadores federados, sólo por detrás de Alemania.
Según un informe de The Economist, la televisión norteamericana es la que ofrece más horas de fútbol en directo del mundo.
El verano de 2018, a pesar de que el equipo nacional no compitió en Rusia, Fox transmitió 38 partidos en directo y un total de 350 horas de programación del Mundial. Se trató de “la mayor producción de Fox Sports en sus 24 años de historia”, según anunció el productor ejecutivo de la cadena, David Neal.
Lo que verdaderamente ha cambiado en el fútbol en Estados Unidos es el paso del tiempo. Lo que en 1996 era una liga recién inventada, hoy empieza a tener una cultura.
Existe hoy una generación de 20 ó 30 años que ha crecido yendo al fútbol con sus padres. Ya no son fans del LA Galaxy o del Seattle Sounders porque era la única forma de ver fútbol los domingos; ahora, los aficionados son verdaderamente de esos equipos, son los colores de su infancia.
Esa base de aficionados es lo que está inyectando un optimismo en la liga MLS que, a pesar del tremendo revés de quedarse fuera del Mundial de Rusia, indica que sólo puede crecer.
El impulso es especialmente significativo en las ciudades con mayor presencia de latinos, inmigrantes e hijos de inmigrantes, mexicanos en su mayoría, que traen una cultura de fútbol de sus países y la traspasan a sus hijos.
No es casualidad que los dos equipos de Los Ángeles tengan como estrellas en punta a dos mexicanos, Giovani Dos Santos en el LA Galaxy y Carlos Vela en el Los Angeles Football Club.
Poco a poco, la MLS va tomando fuerza a nivel mundial. No le faltan estrellas ya que futbolistas históricos como David Villa, Zlatan Ibrahimovic, Wayne Rooney o Bastian Schweinsteiger han decidido llegar a jugar acá.
Además, a nivel mundial, la MLS está en el sexto puesto entre los campeonatos más vistos por televisión, sólo por detrás del futbol de Alemania, Inglaterra, España, México y China.
El boom ya está: el soccer es el segundo deporte entre los jóvenes en Estados Unidos. Y sólo queda esperar. A nivel deportivo, todo lo que los norteamericanos tocan, lo vuelven oro. Tarde o temprano, gracias a su infraestructura y su poderoso mercado, Estados Unidos comenzará a meterse en la élite y será un lugar del cuál no se moverán.
2026 será la primer gran prueba. De la mano de Christian Pulisic y de otros jóvenes talentos, los Estados Unidos buscarán superar su mejor marca en Mundiales (Cuartos de Final en 2002) y demostrar ahora en el fútbol, que son sin duda el rey de los deportes.